Los trabajadores argentinos soñamos con pueblos que hayan despertado a su destino histórico, con pueblos a cuyo frente las banderas de cien patrias diferentes los conduzcan a la liberación del proletariado universal, como única meta que este siglo no perdonaría a la humanidad de no haberla alcanzado (...) Esta es la hora para lanzar nuevamente al mundo la sagrada frase de la liberación, diciendo en todos los idiomas de tierra: Trabajadores del mundo, uníos!”