Corría el año 2007, los/as judiciales estábamos en un Plan de Lucha por la recomposición salarial, por la incorporación de una suma fija al básico y como hacía años la lucha por el fin de la esclavitud moderna en la Justicia! Más de 1600 trabajadores/as judiciales lo hacían sin salario, sometidos al mismo régimen y exigencias de los que cobrábamos bajo la amenaza de “si llegas tarde te vas”, con la expectativa de ser nombrados en la primera vacante! Años en ese régimen para que al momento de producirse una vacante el o la magistrada le diga a él meritorio/a más antiguo, “mirá, este cargo era para vos, pero tengo un compromiso, seguí esforzándote y la próxima vacante es para vos”. Otra vez sopa! a la ilusión de tener el salario que le correspondía por su esfuerzo y su trabajo! Eran como los “anti ñoquis” trabajaban y no cobraban... por años! Solo recibían (en algunos casos) la solidaridad de sus compañeras/os que todo los meses hacían una vaquita para que tuvieran al menos un viático!
En cada lucha aparecía esa reivindicación frente a la injusticia! Desde 1997 (29 de marzo “la ñoqueada de los anti ñoquis “ cocinando ñoquis en Plaza Lavalle Alzábamos la voz desde la UEJN con diversas medidas de lucha, frente a esta injusticia resaltando además que eso se diera en un Poder del Estado que debería ser garantía de derechos debería avergonzar a todos. Cómo sería el tema, que algunos se jactaban de ello.
Así, el caso de una Jueza del Trabajo que contó su experiencia en un libro que hasta le publicó el Ministerio de Justicia de la Nación, con prólogo del Ministro de Trabajo donde contaba orgullosa de haber alcanzado en su Juzgado las normas ISO de calidad junto a su personal (12 funcionarios y empleados a sueldo y 14 esclavos modernos “meritorios”)! Tal confesión era un reconocimiento expreso que la Justicia funcionaba gracias a la esclavitud.
Pasaba el tiempo y el Consejo de la Magistratura a paso de tortuga más allá del compromiso de encontrar una solución llevaba adelante un censo que nunca terminaba y los años seguían pasando! Los conflictos salariales se resolvían y el tema “meritorios” se enfriaba! Había que hacer algo contundente! Legalmente los meritorios estaban prohibidos por Acordada de la Corte pero nadie hacía cumplir esa Acordada! Más aún ante los reclamos de la UEJN la Corte venía incorporando en las partidas presupuestarias los fondos para regularizarlos pero siempre pasaba lo mismo El Gobierno nacional entre otros recortes enviaba al Congreso el proyecto de Presupuesto sin las partidas solicitadas para acabar con tan aberrante práctica y eso año tras año!
SENTIMOS QUE HABÍA QUE HACER ALGO CONTUNDENTE!
Transcurría el año 2007, estábamos en un conflicto como ya relatamos, era un año electoral, la senadora Cristina Fernández de Kirchner aparecía como segura sucesora de Néstor Kirchner. La Argentina se había recuperado del desastre de diciembre del 2001, había una nueva composición de la Corte! Era el momento para acabar con ese drama que avergonzaba el más mínimo concepto de justicia en el propio Poder Judicial de la Nación.
Así fue que en una reunión que expresamente le dimos el carácter de secreta de la Comisión Directiva Nacional de la UEJN a fines del mes de abril de ese año, realizada en nuestra querida sede de Venezuela 1875/7 (hoy parte de nuestra historia)
propuse en uso de mi responsabilidad como Secretario General que para acabar con la explotación de los meritorios había que acudir a una medida extrema jamás utilizada hasta entonces en la historia gloriosa de nuestra UEJN: estaba decidido a iniciar un ayuno hasta que se resolviera la situación de los “meritorios” y así acabar con la esclavitud moderna en la Justicia Argentina, y que ese ayuno se debía hacer en una carpa a instalar frente al Palacio de Justicia.
El debate fue intenso, quienes se oponían lo hacían temiendo por las consecuencias en mi salud, pero ninguno encontraba una alternativa para resolver mejor la situación! Finalmente la resolución fue por unanimidad y ningún compañero o compañera rompió el compromiso por lo que lo resuelto, quedó en el más absoluto de los secretos.
En dicha resolución se resolvió además que me acompañarían 7 compañeras y compañeros que rotarían cada semana todos y todas voluntarias de Capital y del Interior. En la más absoluta reserv
a se organizó la logística con la colaboración innegable de Hugo Moyano y la Federación de Camioneros.
Así fue que
el día 13 de Mayo en el marco del Paro y Movilización que realizábamos por todas las reivindicaciones enumeradas, los compañeros instalaban lo que luego se llamaría la Carpa de la Justicia y mientras realizaban esa tarea, “engañaron” a las fuerzas de seguridad con la excusa de que se abriría una exposición de fotografía en plena Plaza Lavalle. Desde un tráiler que cruzaba la calle Talcahuano varios oradores se dirigían a la multitud de judiciales que cubrían la calle Talcahuano, la playa de estacionamiento y parte de la Plaza Lavalle! La lista de oradores se alargaba para permitir el avance de la instalación de la Carpa! Cuando estuvo ya casi lista, me tocó cerrar el Acto y allí, luego de referirme a cada uno de los reclamos anuncié lo que había resuelto la Comisión Directiva Nacional: el inicio del ayuno ante una multitud sorprendida pero que rápidamente apoyó la decisión! Bajé del tráiler y caminé entre compañeras y compañeros hasta la Carpa que por entonces tenía una silla por todo mobiliario. Pronto se agregarían los primeros ayunantes que me acompañarían la primera semana! Había empezado una gesta que finalmente duró menos de 2 semanas! Lo qué pasó en esos 11 días, será parte de otro capítulo de esta historia que contaremos pronto!
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El 14 de Mayo comenzaba la Carpa de la Dignidad con el objetivo único de acabar con la “esclavitud moderna” en la Justicia. Los miles de judiciales sorprendidos por el anuncio del plan de lucha y de la determinación de ayunar frente al Palacio hasta la abolición de los meritorios, comenzaron a rodear la carpa para transmitir su solidaridad, mientras yo esperaba que ésta -en principio vacía en su interior- terminara de alistarse. Llegó entonces un sencillo mobiliario: mesa, sillón, catres y colchones para mi y los compañeros/as que me iban a acompañar esa primera semana. Luego, llegó el libro para que firmen todos los que solidarizaban con nuestro legítimo reclamo.
La Federación de Camioneros, por su parte, nos proveyó el equipo de sonido y los generadores de electricidad. Me trajeron mi notebook, mientras se sumaban Alejandra Cesarini (hoy oficial notificadora) Dolores Garzón (Posadas hoy jubilada), Gabriel Mansilla (Corte Suprema y Comisión Directiva), Raúl de la Torre (Fuero Civil hoy jubilado, que reemplazó a Roberto Lencinas del mismo Fuero por cuestiones de salud) y Rodolfo Velazquez (Posadas hoy jubilado). Asimismo, un nutrido grupo de compañeras y compañeros que rotaba diariamente asistían desde afuera por cualquier eventualidad.
Esos primeros días constatamos una impresionante presencia policial en todo el perímetro de Plaza Lavalle, presencia que llamaba más la atención en la soledad de la noche. A medida que pasaban las horas, la carpa se iba “vistiendo” y a su costado se levantó una pequeña
“Carpita de los meritorios”, en la que descansaban quienes se turnaban para pasar las noches, participando de una lucha que -como nunca- era de ellas y ellos.
El Director Médico de la Obra Social de Camioneros pasaba todos los días para efectuar un chequeo médico a todos los ayunantes. Así nos asustamos al descubrir la seria hipertensión del compañero Roberto Lencinas (que hasta entonces desconocía), lo que provocó que tuviera que abandonar el ayuno al 2o día. También el primer sábado me detectaron un pico de presión que preocupó hasta que dimos con la causa. Para combatir el frío tomábamos caldos que contenían gran proporción de sal, por lo que los eliminamos de la dieta líquida. Pasaba también diariamente la ambulancia del SAME que efectuaba una tarea similar.
Como dato curioso, una médica del SAME -afiliada a ATE- nos alertó que de ninguna manera saliéramos de la carpa para tomarnos la presión en la ambulancia, con la excusa que ésta no contaban con tensiómetro móvil -dijo- bien podría ser una treta para -una vez dentro de la ambulancia- detenernos e impedir que siga la protesta pacífica. Consejo que seguimos al pie de la letra hasta el final.
La rutina diaria comenzaba a las 6:00 hs cuando venían a buscarme compañeros de Intendencia de la Corte con los que subía hasta los vestuarios del 7o piso del Palacio para ducharme y regresar a la carpa. Con el pasar de los días, esa rutina se hizo más y más cansadora por el desgaste físico, pero el ánimo y la fortaleza no aflojaron.
Después el mate cocido, saludar a los que habían hecho el aguante nocturno fuera de la carpa (acompañamiento y seguridad), a los 2 ó 3 meritorios/as (que se turnaban diariamente y pernoctaban en “la carpita de la justicia” al costado de la principal), a los operadores del equipo de audio, cuya música atronaba desde las primeras horas, y a los muchos judiciales que pasaban temprano a saludar antes de ingresar al trabajo. Día a día había movilizaciones como parte del Plan de lucha entre la Carpa y el Palacio. También paros sin concurrencia. Una anécdota graciosa se generó a partir de la actitud de los compañeros del gremio de la construcción. En aquella época, se estaba refaccionando el Palacio y el edificio estaba rodeado de andamios. Con el correr de los días, e informados por la transmisión diaria de nuestros equipos de sonido, los obreros ya conocían el motivo de la lucha. Y era gracioso que -en los días de Paro sin concurrencia- cuando algunos judiciales ingresaban todavía de noche por la hora, en clara actitud de no adhesión a la medida, los compañeros de la construcción con sus cascos amarillos los recibían y acompañaban el ingreso gritando “Carneros! Carneros!” desde sus andamios.
Así también la creatividad de Carlos Bell (nuestro contador) y un inesperado grupo de judiciales que se revelaron como intérpretes, grabando dos temas que fueron furor y aún hoy al escucharlos nos transporta a esos días inolvidables: “Himno del meritorio” y “Chacarera de las dos Justicias”, junto con el poema ”La hipocresía”, que grabó en forma magnifica la Dra. Silvina Viganó.
Las solidaridades, nacionales e internacionales, crecían con la misma fuerza de la lucha que los judiciales llevaban adelante acompañando los reclamos y el ayuno: Colegio de Abogados, Juezas, Jueces, Fiscales y Defensores, miembros del Consejo de la Magistratura, Organismos de DDHH, Diputados Nacionales, Dirigentes Sindicales e Intendentes del conurbano se sumaban diariamente para adherir a nuestra lucha. La Música y los mensajes de delegados de Capital y de todo el país atronaban Plaza Lavalle. Ese sentirse cada vez más acompañados, contrastaba con la actitud de los medios de comunicación radiales, televisivos y escritos que ignoraban nuestra lucha en un claro bloqueo mediático. Era una palpable demostración de como molestaba al Poder algo tan elemental y justo como reclamar la eliminación de una práctica violatoria de los derechos humanos y laborales de los denominados “meritorios”.
Las muestras de solidaridad nacional e internacional llega por distintas vías. No sólo se acercaban a la Carpa y firmaban nuestro libro, sino también muchos enviaron notas al Gobierno, a la Corte y al Consejo de la Magistratura. Los judiciales de toda Latinoamérica nos acompañaron, también la ISP (Internacional de Servicios Públicos). El apoyo crecía al tiempo que la movilización no cejaba.
El fin de semana (19 y 20 de mayo) transcurrió -como es costumbre- con una Plaza Lavalle sin movimiento, excepto los que acudían a solidarizarse o a realizar tareas de apoyo. El silencio de esas manzanas estaba “perturbado” por la música y la presencia de militantes, amigos de otros gremio, competencias de fútbol para niños que se organizaron en la calle Lavalle -entre Libertad y Talcahuano- entre otras actividades.
El Lunes 21 de Mayo, al cumplirse el octavo día y por la tarde, llegaron finalmente los periodistas. Graciosa fue, por así decirlo, la anécdota que rodeó a la primera entrevista. Un periodista de Canal 26 al comenzar me preguntó que sentía en “ese primer día de ayuno”. Las risas de los que me rodeaban fueron la primer respuesta, hasta que le explicamos que ese era el 8o día. Era un hecho que -por el llamativo cerrojo informativo que había acompañado la protesta en la mismísima Plaza Lavalle frente al Palacio de Justicia-, que para los medios -y sólo para los medios- ese lunes 21 era el “primer día”. A esa altura, lo cuerpos sentían el esfuerzo y la debilidad se notaba. Desde esa tarde debí pasar mayor tiempo recostado y sólo me levantaba por la llegada de visitantes o de algún medio periodístico.
A partir de allí les hechos se aceleraron. Los medios de comunicación amplificaron el reclamo y las razones del ayuno; y por ende, las solidaridades se multiplicaron. Radio Continental comenzó a pasar el “Himno de los Meritorios” a cada rato.
También hubo -no podemos omitirlo- intentos finales de desinflar nuestro justo reclamo, como la Acordada que la Corte firmó el miércoles 23/5 -en las vísperas del Paro y Marcha Nacional convocados para el jueves 24- otorgando el aumento reclamado, pero sin hablar de la situación de los meritorios (motivo central del ayuno). La convocatoria a todos los delegados generó una concentración masiva en pocos minutos, que sirvió para ratificar la continuidad de las medidas de fuerza. Esa mañana, en un gesto muy valorado, visitó la Carpa de la Justicia el Ministro de la Corte Raúl Zaffaroni, solidarizándose con el reclamo.
Esa tarde del 23, recibí una comunicación del Jefe de Gabinete de Ministros -el hoy Presidente de la Nación Dr. Alberto Fernández- quien me dijo “Julio ya está solucionado. Te va a llamar la Dra. Elena Higthon para notificarte la solución de todo. Ahora anda y comete un sandwich (sic)”. Le agradecí y transmití que seguiría con el ayuno hasta que la solución estuviera implementada. A partir de ese momento, la expectativa creció en nosotros y en todos los que nos acompañaban.
Al caer la tarde -y ya llegada la oscuridad de ese mayo invernal muy frío- me llamó la Dra. Elena Higthon y me pidió que subiera al 4o piso. Así acudí junto con los compañeros Norma Caldara, Mario Alarcón, Claudio Sciolini y Mónica Pauluk; también con el por entonces letrado de la UEJN el Dr. Héctor Recalde (quién nos espero junto a otros compañeros en el hall del 4to Piso del Palacio).
Comenzó así una reunión con 5 de los 7 miembros de la Corte Suprema que presidía el Dr. Ricardo Lorenzetti. Junto a él participaron la Dra. Elena Higthon, la Dra. Carmen Argibay, el Dr. Juan Carlos Maqueda y el Dr Raúl Zaffaroni. No estuvieron presentes los Dres. Carlos Fayt y Enrique Petracchi. No voy a recontar detalles que no vienen al caso, lo importante es que -como dijimos a la Corte Suprema en esa reunión- finalmente iban a quedar en la historia como la Corte Suprema de Justicia que eliminó la esclavitud moderna del Poder Judicial y así será recordada. Luego de pasar a un cuarto intermedio, se nos leyó el texto de la Acordada N.o 10/2007 que ponía fin a lo más vergonzante de la Justicia desde el retorno a la democracia: los mal llamados “meritorios”.
Acto seguido, la Dra. Higthon nos pidió que levantáramos la carpa y nos fuéramos a festejar. Respetuosamente expresamos que -estando convocado el Paro y la Marcha Nacional para el día siguiente 24 de Mayo- íbamos a esperar la concentración, leer la Acordada ante la multitud de judiciales y -con su aprobación (que descontábamos)- dar por terminado el ayuno y levantar la Carpa de la Justicia con el objetivo logrado.
Y así fue. Salimos del Palacio, festejamos a los abrazos -poco después de las 20 hs.- con los que nos esperaban,
entramos a la Carpa felices y pasamos allí la ultima noche, mientras -enterados del triunfo- se acercaban delegadas y delegados de todas partes y también muchas/os meritorias y meritorios para abrazarnos y tomar fotos de ese momento histórico.
A la mañana siguiente, luego de hacer la rutina de siempre (con la ducha en el 7o piso del Palacio) y de atender una montaña de requerimientos periodísticos, esos que nos faltaron los primeros 8 días, empezaron arribar las columnas de judiciales, empezando por quienes llegaban del interior y empezó el Acto en el que hablaron compañeras y compañeros meritorios -de todo el país- y otros dirigentes, en una Jornada hermosa que nadie quería que culmine.
Leímos la Acordada N.o 10/2007 que fue aprobada por aclamación, con cantos, consignas y una indescriptible alegría. Dimos entonces por concluído el acto con un reconocimiento especial a las compañeras y compañeros que me acompañaron en el Ayuno.
Era el 24 de Mayo de 2007 y 1.100 meritorios/as recuperaban su dignidad y -junto con ellos- la Justicia recuperaba la suya! La UEJN había escrito una nueva página en su gloriosa historia.
1.100 meritorios que ingresaron al Poder Judicial, muchos de los cuales participaron activamente del reclamo, siguen hoy afiliados y son parte activa de la Organización que puso el cuerpo para que les reconozcan su condición de trabajadores/as y la dignidad que ello conlleva. Ellos son: Marcelo Duhalde, Crisitian Licera, Pablo Cardozo, Sabrina Floreno, Lucas Saturno Lamas, Soledad Milanesi, Federico Vena, Eugenia Ragonesi, Maximiliano Mosri, Ana Dolhe, Verónica Pérez, Diego Romero Viton, Diego Juarez, Patricio Pascariello, Martín Heredia, Santiago Suarez, Martín Pisatti, Paula Donato, Jimena Gutierrez, Gastón Gallours, Juan Estevez y Santiago Dominguez, entre otros y otras.
Quedaban atrás todos los sinsabores y reproches, como aquel que nunca en su historia la UEJN había hecho una huelga de hambre ni siquiera en la dictadura, planteo que se responde sólo
: la UEJN luchó siempre contra la dictadura, tuvo desaparecidos, encarcelados, torturados y prescindidos y nunca claudicó.
Es más, en dictadura ya no había meritorios. Esa lucha también la había encarado la UEJN resolviéndola favorablemente en el año 1974 (en aquel entonces y en el marco de la UEJN la representación de los meritorios la encabezábamos -meritorios todos- Marión Diaz (Juzgado Civil 4) Antonio Ordiales (Juzgado Civil 30) y quien esto escribe (Juzgado Civil 5).
A pesar de los desaparecidos, los encarcelados y los prescindidos, la UEJN nunca, jamás, dejó de luchar contra la dictadura y su Secretario General de entonces -Cro. Horacio Alonso- encabezó junto a Saul Ubaldini todas las luchas del Movimiento Obrero. Desde 1981 los Judiciales, con la UEJN, salieron a las calles en defensa de su sistema de porcentualidad salarial recuperado en 1983. Más allá de ello, desde la vuelta a la democracia, habían pasado 24 años y lejos de resolverse el tema “meritorios” (parecía que, salvo a la UEJN, a nadie le importaba) cada día había mayor número de jóvenes explotados, sin justificación ni normativa que lo convalidara.
Sepamos compañeras y compañeros que ésta -como tantas otras páginas de la gloriosa historia de la UEJN- debe ser siempre recordada, para que las nuevas generaciones sepan que los derechos que hoy gozamos y ejercemos no nos fueron regalados, fueron conquistados con lucha, con una estrategia clara, con una dirigencia comprometida en la convicción de no cejar hasta concretar el resultado perseguido. A más, recordar este rico pasado nos insta a estar alertas para que esta forma de esclavitud moderna jamás vuelva a contaminar la Justicia argentina y nos enseña que la única lucha que se pierde es la que se abandona.