CELEBRAMOS EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA REIVINDICANDO LA INDEPENDENCIA DE ESTE PODER DEL ESTADO

A 207 años de ese hito en la historia de nuestra nación, los principios que anidaron la Declaración de la Independencia continúan siendo -para quienes integramos el Poder Judicial y los Ministerios Públicos- la guía esencial -que debemos observar y hacer respetar-para la construcción de una Justicia digna.

Ya lo dijo Juan Bautista Alberdi: la patria es la libertad, el orden, la civilización organizada. Esa organización se estructura sobre tres Poderes independientes, división que se vincula con el Estado de Derecho y, por ende, con los derechos de los ciudadanos y la seguridad jurídica.

Los tiempos que hoy vivimos, sin embargo, nos imponen la necesidad de abogar por lo evidente.

En esta lógica, la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación y la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Nación, entidades ambas representativas del quehacer judicial, enfáticamente manifestamos que:

El Poder Judicial de la Nación debe ser independiente. Así lo dispone nuestra Carta Magna, así lo necesita la vida institucional de la República y así lo requieren las circunstancias actuales del país.

Para que haya progreso debe haber estabilidad. Ese estado se logra con los tres Poderes que conforman el gobierno de la República actuando -cada uno de ellos- en la función para la cual han sido creados. Sin bases institucionales sólidas no hay país viable.

La independencia del Poder Judicial es esencial en ese armado.

Además, la forma Republicana adoptada por la Constitución Nacional se basa en la independencia y control recíproco de los tres Poderes, de modo tal que dispone que el Judicial debe controlar lo actuado por los otros dos y -para cumplir esa manda- la premisa básica es no tener compromiso con ningún partido o tendencia político-empresarial, ser libre de cualquier influjo externo. Así de sabia es nuestra Ley Fundamental.

Cuando las situaciones se complican y las turbulencias inquietan la vida de la República, es necesario procurar armonía y ella se logra volviendo a la Constitución Nacional y a la función para la que fueron creados los distintos Poderes del Estado.

La función del Poder Judicial -sabemos- es juzgar desde la honestidad, de manera objetiva e imparcial. En síntesis: debe hacerlo como el poder independiente que es.

Independencia que ampara a la sociedad en su conjunto, en tanto tiende a preservar la estricta vigencia del Estado de Derecho y el sistema republicano de gobierno.

Independencia que requiere -para cumplir sus fines- recursos propios. Es decir, para que la justicia funcione y sea independiente necesita contar con los fondos necesarios y propios, lejos de cualquier condicionamiento.

Así como festejamos nuestra independencia como Estado y celebramos a nuestros próceres, también debemos homenajear a los patriotas que construyeron y organizaron nuestra República; que sabiamente dispusieron la Justicia como Poder independiente, garantizando con nuestro actuar -magistradas, magistrados, funcionarias, funcionarios, empleadas y empleados del Poder Judicial de la Nación y de los Ministerios Públicos- esa independencia, única herramienta que posibilita consolidar el imperio de la ley, la defensa de la Constitución Nacional y de las garantías de los derechos humanos.

Es nuestro férreo compromiso velar por la independencia plena de este Poder del Estado - garante del Estado de Derecho y último baluarte del ciudadano común frente a un derecho conculcado- cumpliendo para ello la función que la Constitución Nacional nos ha asignado con absoluta autonomía y vocación de servicio.