Hace 30 años con el lema utilizado en su campaña “Con la democracia, se cura se come y se educa” Raúl Ricardo Alfonsin, triunfaba en las elecciones del 30 de Octubre del 83 y asumía un 10 de Diciembre del mismo año las funciones como presidente democrático.
Se cerraba así no sólo la etapa de la dictadura cívico-militar más cruenta de la historia argentina, sino el largo ciclo de golpes de Estado que comenzó en 1930 con el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen.
Y por primera vez después de una década de inquisición política volvía la gente a poblar las calles y a ejercer sus derechos en una nueva etapa democrática.
La democracia no fue un fruto caído del cielo, sino que conseguirla costo la vida de montones de compañeros y solo la resistencia del movimiento obrero y de la ciudadanía hizo que se consiguiera este retorno ansiado.
El gobierno de Alfonsin que no se apuntalo en el Movimiento Obrero sino que por el contrario también le declaro la guerra ufanado en su caudal electoral, fue presa fácil de los grandes grupos económicos, entonces la hiperinflación, la ruptura de la cadena de pagos y los saqueos a los supermercados provocaron una crisis de tal magnitud que el entonces ministro de Economía, Juan Carlos Pugliese, apuntó a los grandes grupos empresarios con una frase antológica: “Les ofrecí el corazón y me contestaron con el bolsillo”.
Tampoco, si bien juzgo a las Juntas militares su endeble política hizo que ante sublevaciones militares de los “carapintadas” lo llevaron a imponer las leyes de obediencia debida y punto final, provocando un retroceso en materia de derechos humanos.
Menem lo sucedió antes de tiempo ya que se vio obligado a abandonar la presidencia antes de lo estipulado, esta fue nuevamente una etapa dura para los Argentinos, ya que el hombre que había ganado las elecciones prometiendo el “Salariazo” y la Revolución Productiva”, hizo todo lo contrario a través de su ministro de economía provocando las privatizaciones de todas las Empresas estatales y asumiendo el estado la deuda de los privados, aumentando por ello la deuda con la banca Internacional.
Ya en el segundo mandato de Menem, los síntomas de una crisis económica y el agotamiento del 1 a 1 prepararon el terreno para que la UCR y el Frepaso constituyeran la Alianza, que llevó al Gobierno a Fernando de la Rúa. Menem dejaba la presidencia con un 25 por ciento de desocupación y casi el 50 por ciento de pobreza.
La gestión de De la Rúa apenas duró dos años. Mantuvo el mismo modelo económico heredado de la dictadura y del mendelismo, llamó a Domingo Cavallo en su auxilio y lo nombró ministro de Economía.
Cavallo rebajó el 13 por ciento de los haberes de empleados públicos y jubilados y,ante la fuga de capitales, impuso el corralito, que dio un golpe de gracia a los pequeños ahorristas en dólares de la clase media.
El país explotó en diciembre de 2001, y el gobierno de la Alianza respondió a las movilizaciones con represión, causando la muerte de 38 personas y cientos de heridos. En las calles surgieron dos consigna centrales: “Que se vayan todos” y“Piquete y cacerola la lucha es una sola”, y por todo el país surgieron asambleas populares, que algunos analistas veían como embriones de un doble poder.
De la Rúa dejó el gobierno en un helicóptero que partió de la Casa Rosada y se generó un vacío de poder que intentó ser llenado por sucesivos presidentes interinos, que renunciaban uno tras otro.Adolfo Rodríguez Saá fue uno de ellos: declaró el default y poco después renunció tras una fracasada reunión con gobernadores en Chapadmalal.
La Asamblea Legislativa del 1 de enero de 2002 eligió a Eduardo Duhalde como presidente interino. Su gobierno abandonó el esquema del 1 a 1, tras una fuerte devaluación; comenzó a devolver en parte los ahorros atrapados en el corralito; pesificó las deudas bancarias en dólares; devolvió en bonos el 13 por ciento a empleados públicos y jubilados, y buscó frenar las movilizaciones piqueteras que reclamaban trabajo implementando una serie de subsidios.
Pero Duhalde se vio obligado a llamar a elecciones tras el asesinato de los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, por parte de la policía.
Es en este marco que comienza a escribirse otra historia. Un hasta ese momento casi desconocido gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, se enfrentó en elecciones a Carlos Menem, es decir, se enfrentaron el nuevo modelo de país y el que agonizaba.
Kirchner llegó al gobierno con apenas el 22 por ciento de los votos y tras la renuncia de Menem a participar en la segunda vuelta electoral, asumió la presidencia el 25 de mayo de 2003.
Durante su gestión, se comenzaron a completar las tareas de la democracia inconclusa basándose en dos premisas: inclusión social y recuperación de la lucha por los derechos humanos.
Así, se derogaron las leyes de obediencia debida y punto final y los indultos y se abrieron los juicios a cientos de represores.
Al mismo tiempo se inició un proceso de recuperación hacia el Estado, de esa manera dejaron de existir las AFJP y junto a Cristina Fernández, que lo reemplazó, se nacionalizó YPF y Aerolíneas.
Al mismo tiempo, se reflotaron las paritarias y se estableció la Asignación Universal por Hijo, aunque esta aún tiene críticas, principalmente por que no está establecida por ley.
El Gobierno de Kirchner y principalmente el de Fernández se ha caracterizado por sus choques con el poder económico. Por las estatizaciones, pero también por la resolución 125, que llevó al Ejecutivo a enfrentarse con las patronales agrarias y luego con la Ley de Medios.
En el 2011, Cristina Fernández volvió a ganar la elección presidencial con el 54 por ciento, siendo la última presidenta democrática, esta presidenta que no erró el rumbo sino que lo cambio dando lugar a las multinacionales a tener ganancias como nunca y a pagar cuanta deuda se nos reclamara aun la de los fondos buitres, esta presidenta que quiso tomar el Poder Judicial de no ser por la reacción de la VOZ DE LOS JUDICIALES, que hicieron una epopeya en contra de esta presunta reforma y que solo tenia la misión de tener injerencia en las decisiones de la Justicia.
Aún así, podemos decir que el paso de estos 30 años de vida democrática, con errores y aciertos, siempre en el marco de la estabilidad política recuperada y sostenida no sin dificultades, han logrado que sea el Pueblo quien resuelva y otorgue confianza a sus gobernantes.
En las ultimas tres décadas, la institucionalidad argentina condenó a los responsables de la sangrienta dictadura (1976-83) y resistió incólume alzamientos militares, crisis de gobernabilidad, hiperfinflación y estallidos sociales que derribaron presidentes.
"Creo que tenemos una democracia bastante consolidada en el sentido de la permanencia, de la perdurabilidad", dijo el sociólogo Atilio Borón.
Al Volver la Gente a la calle no solamente estamos cubiertos de insurrecciones militares sino también se demostró que las manifestaciones realizadas a través de estos años sirvieron además para no tolerar la corrupción y la banalidad de algunos de nuestros gobernantes.
Dijo Hugo Moyano, "Los reclamos no escuchados de los distintos sectores de la sociedad, y la política de imponer en el Congreso lo que este gobierno quiere hace que la gente vuelva a la calle”.
Por eso como decía Juan Domingo Perón “ la verdadera democracia es aquella en la que el Gobierno hace lo que el pueblo quiere, y defiende un solo interés, el del pueblo.”
Buenos Aires, 10 de diciembre de 2013
Secretaría de Prensa