Uno siempre piensa que las convicciones al final triunfan y no las conveniencias. Algunos que son más realistas pensaban que no.
Pero Recalde había manifestado a Moyano y a Schmidt que si esta ley no se podía parar (porque lo que hay que poner en el medio no es la relación Moyano-Recalde sino la nueva ley de Riesgo de Trabajo); y como él no iba ser cómplice, él prometía que iba a renunciar a la presidencia de la Comisión de Trabajo.
Sabemos que Héctor Recalde es una persona muy mediática pero esta vez ha mantenido un perfil bajo acompañando, y sin decir y sin denunciar, las maniobras que el Ejecutivo ha hecho en la Cámara de Diputados para garantizar un dictamen a favor.
Nosotros hemos mandado una carta a todos los medios para convocar a debate y los productores nos dicen que nadie quiere salir a defender esta ley por parte del Gobierno. Todo este tratamiento irregular lo tiene a Recalde no como una voz de los trabajadores denunciando que esto se hace para perjudicarlos sino en un silencio y en un escudarse solamente en que él presentó un proyecto alternativo. Pero más allá de eso, lo que generó la reacción de ayer fue el engaño. Recalde lo invitó a Moyano para debatir pero ya se había firmado el dictamen.
El día de ayer, 16 de Octubre, debería llamarse el día de la “deslealtad” por lo que pasó en el Congreso Nacional.