No sorprende que el Gobierno nos eche la culpa de tantas cosas. Cuando las cosas no las hacen como se debe tienen que buscar excusas afuera. Tratan de negar los problemas y los reclamos y, a los trabajadores, hacernos responsables de otras situaciones y de otros sectores de la sociedad que no tiene representantes legítimos como para hacerse escuchar, primordialmente los sectores más marginales.
Creo que el Gobierno cambió la política. En la historia argentina cuando en un Gobierno se ataca a un dirigente sindical representativo no es porque hay problemas con ese dirigente sino porque las políticas que se vienen van en contra de lo que ese dirigente representa. Si el dirigente no fuera representativo no importaría, porque se avanzaría sobre los trabajadores sin el dirigente.
Nosotros nunca creímos que hubiera una cuestión personal. En la política, cuando uno representa a sectores lo personal pasa a segundo plano. Puede ser que haya mayor facilidad de diálogo o no, pero en esto hay cuestiones políticas.
Este año se caracterizó por el ajuste con otros mecanismos, por métodos no tradicionales diferentes a los de otros tiempos: han crecido las tarifas, el salario mínimo vital y móvil es insuficiente, el salario de los jubilados también, hay muchísima gente precarizada (no registrada) y se ha puesto como modelo a exportar el modelo productivo La Salada, que es el modelo sobre el trabajo esclavo. Está la discriminación a los trabajadores con las asignaciones familiares ya que, con los cambios que hubo este año, fue un ajuste: se dejó de considerar al trabajador y se pasó a considerar el ingreso por el grupo familiar. Y, finalmente, tenemos el tema del mínimo no imponible que no se actualizó y, prácticamente, de cada cuatro trabajadores en blanco uno paga impuesto al trabajo, es un disparate. Y, no sólo el Congreso no votó leyes que favorezcan a los trabajadores o que combatan el trabajo precarizado, sino que hay leyes que son de la dictadura y siguen vigentes en la Argentina a pesar de haber cumplido 29 años de Democracia; se votó una ley de ART que va en contra de los derechos humanos, de los tratados internacionales, de la jurisprudencia de la Corte, de la Constitución Nacional, es decir, es peor que la ley de ART que se votó en el año '94.
El cambio se produjo después de la muerte de Néstor Kirchner . Ahí nosotros lo sentimos doble: primero se cortó el diálogo y luego empezaron las medidas. Yo no hago futurología "que hubiera pasado si él hubiera estado vivo" pero por lo menos la discusión hubiera sido distinta porque se hablaba todo, ahora se ejecuta. No hay diálogo, esta CGT desde el año pasado que no dialoga con el Gobierno, con ningún representante y entonces ¿cómo se puede hacer? Uno reclama y reclama. Y nosotros no nos quedamos en el reclamo. Este año la CGT generó un hecho muy importante que fue debatir, discutir y aprobar 21 puntos, un programa de la visión que tenemos de la Argentina; y lo estamos debatiendo con otros sectores de la sociedad, en las provincias, con algunos coincidimos más, con otros menos pero por lo menos este es el país que queremos, la Patria que nos merecemos. Pero con el Gobierno no se puede debatir eso. Entonces, si uno tiene que contestar las acusaciones infundadas, las calumnias que se hacen sobre actitudes que no tienen asidero ni pruebas ni nada , en lugar de discutir los problemas en serio, nos vamos al barro y creo que perdemos todos.
El 20N fue un llamado de atención que hicieron los trabajadores, ahí pararon todos los trabajadores no sólo los gremios que convocaban.
Si la actitud del Gobierno sigue sin darnos respuestas esto tiende a ponerse peor.
Las paritarias tienen que ser en función de la expectativa inflacionaria. Uno no ve una política anti-inflacionaria del Gobierno
Hoy se está haciendo un ajuste sobre el salario de lo trabajadores usando dos tenazas: la inflación y el mínimo no imponible. Ahí se comprime y los que quedan por debajo quedan absolutamente expuestos.
No hay un a postura activa hacia el trabajo esclavo.
El Gobierno debería estar planteando ejes centrales de debate para que todos podamos opinar y coincidir. Nuestro desafío es discutir con la gente qué país queremos.