Dentro de la lógica discursiva política, chiquita y de conveniencia, el Poder Judicial ocupa siempre el primer lugar de la lista hacia la que apuntar para tratar de explicar el por qué de la tragedia que vivimos como sociedad.
Así, de tanto en tanto, se alzan las voces que nos definen como “privilegiados”, que pretenden desconocer o poner en tela de juicio derechos que hemos adquirido con lucha y que hacen esencialmente a la dignidad que todo trabajador/a debe gozar. Tal es el caso de una jubilación digna.